top of page

El mercantilismo arte

¿Qué pasaría si el arte hablara? ¿Qué pasaría si el arte, en si mismo tuviera una opinión y nos pudiera contar que le parece lo que hacemos? ¿Qué le parece lo que consideramos arte? Y más importante, ¿qué hacemos con él?. Seguramente, el David de Miguel Ángel, tan intrínsecamente estático, echaría a andar y huiría de Florencia. También, con casi total seguridad, el famoso retrato de Van Gogh cobraría vida se cortaría la otra oreja para no tener que oír la cantidad de tonterías que decimos hoy en día sobre lo que consideramos arte. Probablemente nos dirían (y no sin razón) que lo que llamamos arte hoy en día es, nada más que comercio, como nos gusta decir, «espectáculo».

*El editor de vídeos Zach King juega con coger la Torre Eifel y convertirla en poco más que un souvenir. Recomiendo encarecidamente ver alguno de los videos cortos de este artista que fue uno de los pioneros de la introducción de trucos y efectos digitales a los vídeos en redes sociales.

Grandes pensadores han teorizado sobre la concepción de la llamada «sociedad del espectáculo» que como bien señaló Guy Debord (1931-1994), «es a la vez el resultado y el proyecto de un modo de producción existente». De esta manera hemos pasado de un arte puro, único e individual, a poco más que exageraciones de la realidad en dos, tres o 4 dimensiones. Exageraciones controlados por unos pocos «privilegiados» cuyo leit motiv es que es «un reflejo o crítica de la sociedad». Desde que unos artistas, más influenciados por las drogas que por la expresividad artística, comenzaron a dibujar botes de tomate, lápices gigantes y demás historias surrealistas, hemos llegado hasta una sociedad en la que el consumo voraz de lo que llamamos arte, está a la orden del día. Y no como reflejo de la sociedad en la que vivimos, sino como reflejo de la sociedad que hemos construido, o mejor dicho que «ellos han construido». Ellos, no son más que esos señores gordos, con sombrero de copa, pipa y que beben champán (o mejor champagne) a los que llamamos capitalistas.


*They Live (1988). Clásico de John Carpenter que refleja exageradamente, una distopía en la que unos pocos controlan el consumismo capitalista de la raza humana de manera subliminal.

Pues bien, en esta sociedad en la que tras salir de trabajar 8 horas en un cubiculo, en el horno de la panadería o de estudiar materias que te van a «enriquecer» y «ayudar» en tu futuro laboral, tras este periodo de tiempo soporífero, la prole, o como lo llaman en la película Fight Club (1999), «la mierda cantante y danzante del mundo» se dirige a su sala de entretenimiento para «desconectar», se sienta en su butaca a disfrutar de una película en la que se ridiculizan las diferencias entre vascos y andaluces, o lee el último libro de fantasía del famosísimo escritor perteneciente a la RAE cuya única función es la de corregir faltas de ortografía en Twitter. Esta masa convencida de un descanso (más que merecido por cierto) no es consciente de que está alimentando a una bestia, a una bestia que dirige sus gustos, que crea sus necesidades y que marca lo que es bueno o malo, o arte y vandalismo. Pero, eh, espera que aún hay más. No contentos con esto, y explotando la materialidad, te venden un DVD Blu-Ray HDR 4K (y más letras sin sentido para un usuario medio) para que pueda disfrutar de esa película fuera del cine, porque el «arte» ahora te lo puedes llevar contigo. Y si aun no estás satisfecho, además te vamos a dar un poquito más del «american lifestyle», para que consumas un poco más.


*Famoso cuadro de Munch, caricaturizado como el Joker de Batman. En la sociedad del espectáculo se explota comercialmente todo lo posible. Todo lo que puede ser vendido, se vende, por un beneficio.

La sociedad del espectáculo unifica, mete en una caja, desde las valkirias de Wagner, hasta el último videoclip de moda. El espectáculo hace que El Grito de Munch tenga parodias y recortables en parques de atracciones. No seremos locos los que pensemos que ya es hora de entrar en esa caja y comenzar a separar el arte de lo que no lo es. Los que rechazan un sistema en el que se persigue la explotación del producto artístico hasta que este deje de dar beneficios. Los que pensemos que por mucho que avance la tecnología, la unicidad de La Gioconda, es irreproducible. Es hora de llamar al arte por su nombre y al espectáculo, por el suyo.


Bibliografía:


La sociedad del espectáculo. (La société du spectacle) (1967) Guy Debord

La société du spectacle. Documental. (https://www.youtube.com/watch?v=hJTuVaEKGPo)

Black Mirror y la sociedad del espectáculo. (https://www.youtube.com/watch?v=qPMOvbRy_-o)


bottom of page